Es una tradición en el colegio que los estudiantes de grado once apadrinen a los niños de Pre-Kinder, Kinder y Transición por un año. Este año, debido a la cantidad de estudiantes, cada uno apadrinamos a dos niños. Para iniciar este proceso primero nos dieron una charla sobre lo que significa ser el padrino o la madrina de un niño de esa edad, en esta charla me pareció muy interesante descubrir la importancia del rol del docente en una persona tan pequeña que necesita un mentor, y pude ver el amor y la dedicación con los que estas docentes hacen su labor.
Esta actividad provoco algo muy inusual en todos nosotros, particularmente en mi caso porque nunca me he sentido muy cercana ni atraída a niños pequeños, por lo que pensé que este era un reto muy difícil para mi pues creía no tener las habilidades necesarias para captar la atención y mas importante la confianza de un niño. Todos tuvimos una actitud de emoción al pensar en los niños que íbamos a tener a cargo y fue un tanto inesperada ya que acordamos darle un regalo a nuestros ahijados.
El tan esperado día llego el 22 de Septiembre de 2015, donde empezamos en fila todo grado once afuera de los salones de los infantes, estábamos muy ansiosos y todos teníamos listos los regalos para ellos y toda la diposición para pasar un muy buen rato con ellos. Me correspondieron Juan David Luque y Antonella Lozano, ambos del curso transición, y con los que llegue a ser muy cercana. Desafortunadamente Antonella no asistió al colegio en ese día y por lo tanto no los conocí a los dos al tiempo sin embargo una semana después volví a visitarlos y la pude conocer.
Estuvimos en el parque, donde le entregue el regalo a Juan David, una figura de acción de Batman acompañado de un huevo Kinder, estuvimos hablando mientras el se lo comía y luego nos unimos al resto de personas jugando cogidas y corriendo por el parque hasta que llego la hora de llevarlo a la ruta.
Esta actividad me enseño mucho ya que primero me permitió encontrar ese lado un poco maternal y cariñoso a la hora de hablar con mis ahijados y llegarnos a conocer hasta que logramos una confianza y una amistad muy linda. También sirvió como una lección de responsabilidades que llegaremos a tener en el futuro y que mejor momento que cuando vamos a acabar la etapa escolar de nuestras vidas. Mas que todo el ser madrina me hizo reflexionar mucho sobre mis acciones y actitudes y el impacto que estas pueden tener en quienes me rodean. Esto lo note ya que me di cuenta como a esta edad los niños buscan avidamente un modelo a seguir, alguien que dicte sus comportamientos. Por lo tanto tuve que ser muy cuidadosa con aspectos como mi comportamiento y mi lenguaje, o el trato hacia otras personas ya que me di cuenta nosotros eramos una guía para ellos, también me sorprendió esto ya que antes de entrar a conocerlos yo estaba muy nerviosa de lo que iban a pensar de mi y quería causar una buena impresión con ellos, ya que soy a quien probablemente iban a seguir. También me pareció muy interesante ver que después de que eramos nosotros quienes estábamos ansiosos por conocer a los niños y lograr relacionarnos con ellos, fueron ellos quienes llegaron a buscarnos mas y me di cuenta de el puesto tan importante que habíamos adquirido en sus vidas en tan poco tiempo sin que fuera necesariamente obvio, ya que eran nuestras acciones las que los iban a influenciar en un futuro y eramos nosotros quienes debían inculcarles valores y buenos comportamientos.
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